Nuestras vidas contienen un tesoro, pero necesitamos dejar que Dios moldee el barro, le de forma y use el tesoro para su gloria.
Al observar la escritura nos damos cuenta de cinco cosas básicas que tiene que hacer para poder terminar una vasija. El Alfarero realiza su obra de arte mediante el siguiente proceso:
1. Toma la Tierra
Muchas veces nos sentimos fracasados, derrotados y llega la frustración a nosotros. Pensamos casi siempre que no nos dan la oportunidad, pero el problema somos nosotros mismo, pues somos barro y no les damos la oportunidad al alfarero de que nos formes, en cambio somos: Impetuosos, altivos, arrogantes, irrespetuosos, y desobedientes. No podremos ser usados por Dios en esta condición, permitamos que nos aparte de nuestro entorno para que comience a trabajar exclusivamente con nosotros.
2. Mezcla el Barro con el Agua
Nosotros somos el barro el Espíritu Santo es el agua. Como barro al fin necesitamos dejar que el alfarero nos mezcle con el agua y nos ablande y de forma. Esto es parte del proceso de Dios. El agua representa la palabra de Dios y el Espíritu Santo, y solo estos dos elementos pueden moldear nuestra dureza de corazón.
3. Lleva el barro a la Rueda
Este es el instrumento que usa el alfarero para darle forma a la vasija, ella gira pero él está ahí. Aunque todo esté dando vuelta a tu rededor, no te preocupes el alfarero “Dios” está ahí. Está trabajando en el barro en tu carácter para darle forma, embellecerlo, hacerlo una vasija útil que él pueda manejar… si quieres ser útil en la obra de Dios tienes que pasar por el proceso de Dios
4. Lleva la Vasija al Horno
Esta parte es símbolo de muchas pruebas, dificultades, problemas de toda índole. Es un tiempo de fuego vivo. Pero para poder terminar la vasija, el alfarero la tiene que llevar al horno, es allí donde se perfecciona, y adquiere la capacidad de no romperse.
5. La Usa o la Pone en el Exhibidor
Siendo que el alfarero es el creador, formador y dueño de la vasija, tiene la opción de usarla o dejarla por un tiempo en el estante, hasta que el crea prudente darle uso. Puede ser que esa vasija permanezca por largo tiempo en el estante, pero será usada cuando llegue el tiempo de Dios, el alfarero. En Dios todo se hace acorde con el cumplimiento de los tiempos, su tiempo.
La clave se encuentra en el barro
Dios tiene poder sobre el barro (nosotros) y El sigue trabajando para convertirlo en una vasija útil. Sin embargo, nosotros DEBEMOS ARREPENTIRNOS PRONTO o el barro se endurecería en la forma equivocada. Entonces carecería de valor y lo quebrarían y destruirían.
Lo que el alfarero hace, depende de la calidad del barro; lo que hace Dios con su pueblo, depende de la forma como éste responde al llamado divino.
El barro puede frustrar las intenciones del alfarero y obligarlo a rehacer la vasija.
Muchas veces NO resultaremos ser lo que Dios tenía planeado con nosotros y por eso tiene que comenzar de nuevo con nuestro proceso. Pero la realidad es, que no hay cosa más confortable y placentera, que darnos cuenta que nuestra VIDA, nuestro PROCESO y nuestro FUTURO está en las manos de Él.
Entendiendo esto, di conmigo: Alfarero ¡sigue trabando!
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